Al recorrer el Memorial de la Denuncia, en Miramar, municipio habanero de Playa, recibimos una verdadera lección de la historia más reciente de Cuba, esa que todos debemos conocer muy bien para entender mejor el por qué de nuestras razones para no flaquear
Foto: Dunia Álvarez Palacios
Al recorrer el Memorial de la Denuncia, en Miramar, municipio habanero de Playa, recibimos una verdadera lección de la historia más reciente de Cuba, esa que todos debemos conocer muy bien para entender mejor el por qué de nuestras razones para no flaquear.
El comienzo de la visita es impactante: un corto sobre la explosión del buque La Coubre, en el muelle habanero en marzo de 1960. La escena, cruda, triste, nos provoca dolor, llanto, y nos incentiva la convicción de que nunca más, de ninguna forma y por ningún método, podemos permitir el regreso a ese pasado.
Primera explosión. Vidas convertidas en trozos de carne y hueso quemados por la barbarie. Pueblo, combatientes, dirigentes, comandantes, barbudos, jóvenes, todos acudieron al lugar a brindar solidaridad y una segunda explosión en los momentos en que más personas estuviesen en el barco ante la ingente labor de salvar vidas.
Durante el recorrido, una moderna tecnología nos convierte en actuantes de aquel periplo histórico, y nos permite volver una u otra vez sobre algún aspecto que queramos afianzar.
La CIA, la siniestra agencia de espionaje de 60 años -que es la misma de hoy con sus componentes subversivos– y el terrorismo de Estado creado a la medida de los planes de los gobiernos de Washington para derribar líderes mediante agresiones, invasiones, bombardeos, atentados y guerra económica, cuyo más evidente ejemplo lo tenemos en Cuba con el bloqueo económico y comercial, son, entre otros elementos históricos con datos concretos y fiables, lo que podemos encontrar en el Memorial.
Como centro también, la guerra mediática, tan presente en nuestros días y eslabón fundamental para desestabilizar a través de la imposición de patrones y mentiras que se amplifican con todo el poder a su alcance y que confunden pueblos y hasta hacen ver, que personajes fundamentalistas rayando en fascistas, pueden llegar al poder y cambiar situaciones económicas locales.
La manipulación respecto a la emigración cubana, encuentra allí su espacio, tema que debe ser bien estudiado por los más jóvenes. Apenas triunfó la Revolución Cubana, el Gobierno estadounidense le impuso una matriz mediática que dio paso al surgimiento de la cruel Operación Peter Pan, provocando que más de mil menores de distintas edades fueran trasladados hasta territorio estadounidense e internados en campos de supuestos refugiados, orfelinatos o entregados a familias desconocidas, reformatorios, sufriendo vejámenes solo antecedidos por el gobierno fascista de Hitler, en varios países europeos.
El recuento histórico nos confirma que «nuestra fuerza es la fuerza del pueblo». Allí están las grandes movilizaciones populares contra las agresiones enemigas –de dentro y de fuera– y la convicción de que la resistencia, la firmeza y la unidad de los cubanos, junto a su líder histórico y Jefe de la Revolución de entonces y de hoy, Fidel Castro Ruz, nos seguirá guiando por el camino de la victoria, con dignidad y soberanía.
Al final del recorrido, un breve encuentro con jóvenes y la certeza de que cada uno de ellos debe parecerse a su época, ser los primeros en dominar la ciencia y la tecnología, saberse comprometidos, no olvidar la memoria histórica. Y no flaquear. Solo así se cimentará la conciencia necesaria para lo que ya es una realidad: la continuidad.
Periodico Granma