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A la OEA ni un tantico así

En respuesta a la Declaración de San José el pueblo cubano se reunió en la Plaza de la Revolución para patentizar su apoyo al Gobierno revolucionario
En respuesta a la Declaración de San José el pueblo cubano se reunió en la Plaza de la Revolución para patentizar su apoyo al Gobierno revolucionario

Fecha:

31/01/2017

Fuente:

Periódico Granma

Autor:

Punta del Este, Uruguay, enero de 1962. Las amenazas del embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), se cumplen. El diplomático norteño había dicho días antes que desde ese mecanismo interamericano «se tomarán medidas contra el Gobierno Revolucionario Cubano». Sesiona el Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA. Allí, el representante cubano, Comandante Ernesto Che Guevara denuncia la política hostil del presidente John Kennedy contra la naciente Revolución en la Isla caribeña, detalla la realidad histórica del continente y el carácter expoliador de los planes de Washington para la región, simbolizados en la fracasada Alianza para el Progreso.

Las presiones contra la Revolución encuentran en la Organización el escenario idóneo. El propio Fidel le recuerda al vecino del Norte que el proceso de 1959 nació sin permiso de Washington, y que «si los yankis intentan destruir la Revolución Cubana por la fuerza, ¡no encontrarán aquí su Guatemala, sino que encontrarán aquí su Waterloo!».

Dos años antes tuvo lugar la VII Reu­nión de Consulta de los Cancilleres de América. De fondo el respaldo popular reafirma que ¡Con oea o sin oea ganaremos la pelea! El canciller cubano Raúl Roa interviene en la plenaria. «Digámoslo ya sin ambages. El Gobierno Revolucionario de Cuba no ha venido a San José de Costa Rica como reo, sino como fiscal. Está aquí para lanzar de viva voz, sin remilgos ni miedos, su yo acuso implacable contra la más rica, poderosa y agresiva potencia capitalista del mundo».
Cuba se retira de la reunión: «Me voy con mi pueblo, y con mi pueblo se van de aquí los pueblos de Nuestra América», sostiene Roa.

En La Habana, a instancias del pueblo reunido en la Plaza de la Revolución, Fidel rompe la Declaración de San José por atentar contra la soberanía e independencia no solo de la Isla, sino también de todos los pueblos de América.

En Uruguay, el 31 de enero de 1962 Cuba es expulsada de ese «ministerio de colonias yanqui» como el propio Roa la califica. Aunque la decisión se revierte en el 2009 durante la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, el historial del mecanismo interamericano hace que Cuba se mantenga firme en sus principios y no acepta volver.

LOS ORÍGENES

La OEA surge como parte de la Conferencia Internacional Americana de Bogotá en 1948. La Colombia de esos días está agitada por El Bogotazo, provocado por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán.

La fachada de la oea es de mecanismo aglutinador de las naciones del hemisferio. Su verdadera acción es la de marioneta al servicio de Washington. El «América para los americanos» es la única doctrina a la cual responde.

Muestra de ello es la complacencia mostrada al avalar en 1954 la intervención en la Guatemala de Jacobo Arbenz. El silencio ante la invasión a Playa Girón en abril de 1961 y ante las acciones terroristas en Cuba engrosan la lista. Sin hablar de las presiones en el plano di­plomático que hacen que sal­vo con­tadas excepciones, la región rompa relaciones con La Habana. El desembarco de marines estadounidenses en Santo Domingo en 1965, con la anuencia de la oea, es el primer ejemplo de una intervención colectiva en un país de la zona, la misma que tiene como principio «la no intervención de ningún Estado en los asuntos internos de otros».

En 1982 un país de la región entra en confrontación bélica con una potencia extranjera. Se trata de la Guerra de las Malvinas, en el que se enfrentan Argentina y Reino Unido. Respuesta de la oea: una mera resolución y una condena endeble un mes después de iniciados los ataques.

1983. Granada. El primer ministro Maurice Bishop es derrocado por un golpe militar. Muere asesinado. Infantes de la Marina de Estados Unidos intervienen en la pequeña Isla caribeña como «medida preventiva». Tampo­co hay una respuesta unánime de condena desde la oea. Algunos países aprueban la acción militar. Es reprochada finalmente porque viola la Carta de Bogotá.

La OEA calla ante la Operación Cóndor, ante los Golpes de Estado, ante los miles de desaparecidos. Calla ante los conflictos civiles que desangran Centroamérica. Se desprestigia.

CERO EN AISLAMIENTO

Mar del Plata, año 2004. IV Cumbre de las Américas. Una desacreditada oea se enfrenta a una región un poco más consciente de la necesidad de integrarse bajo principios puramente latinoamericanos. La propuesta del alca, como su antecesora Alianza para el Progreso, es enterrada. Otros mecanismos subregionales son más eficientes a la hora de solucionar los problemas. Consecuencia: la oea queda relegada a un segundo plano.

Cuba es aclamada por su resistencia en otros espacios de concertación regional. Se hace justicia. Jamás regresará a ningún mecanismo que sea instrumento de dominación. No está en sus principios.

Apoyan la CTC y sus sindicatos Declaración del Gobierno Revolucionario cubano

La Central de Trabajadores de Cuba y sus sindicatos respaldan la Declaración del Gobierno Revolucionario cubano, ante las agresivas palabras del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, referidas a las relaciones entre ese país y Cuba, ratifican la convicción de mantenerse firmes en defensa de esta Revolución genuina, construida con y para los trabajadores, bajo el liderazgo de Fidel y Raúl.

Haber escogido para abordar las relaciones con Cuba un escenario vinculado a la invasión por Playa Girón y tratar a los mercenarios como héroes constituye una ofensa para todos aquellos que salidos de las filas más humildes de nuestra nación, muchos de ellos trabajadores, defendieron su patria socialista hasta hacerles morder el polvo de la derrota.

Como expresa el texto emitido por el Gobierno cubano las palabras de Trump constituyen un retroceso en las relaciones entre los dos países, por la amenaza de aplicar rigurosamente las leyes del bloqueo, condicionando su levantamiento, así como cualquier mejoría en las relaciones bilaterales, a que nuestro país realice cambios inherentes a su ordenamiento constitucional.

Pero esa vuelta atrás no nos intimida. Desde nuestra trinchera en la producción y los servicios, los trabajadores cubanos, con su inteligencia, ingenio y creatividad continuaremos derribando las barreras impuestas por el bloqueo, como ha sucedido durante casi 60 años en que no han podido doblegarnos con ese cerco criminal.

Como siempre seguiremos encontrando salidas a las limitaciones, nos mantendremos fieles al Partido Comunista de Cuba, guía de la obra que construimos, que se fortalece con la actualización del modelo económico cubano que tiene en los trabajadores sus protagonistas fundamentales.

En estas circunstancias nos corresponde potenciar al máximo las reservas productivas y el uso racional de todos los recursos materiales y financieros, lo que incluye disciplina laboral y tecnológica.

Hacemos nuestro el rechazo expresado en la Declaración del Gobierno Revolucionario a la manipulación con fines políticos y el doble rasero en el tratamiento del tema de los derechos humanos. Nos indignamos al escuchar a Trump hablar de derechos humanos para los cubanos, cuando a partir del triunfo de enero de 1959 la Revolución garantizó el derecho al trabajo y a igual remuneración de mujeres y hombres, a la seguridad social, a la salud y la educación universales y gratuitas, a una vida digna y a la tranquilidad ciudadana. ¿Acaso Trump pretende impedir, con la restricción de las visitas de sus conciudadanos a Cuba, que ellos puedan comprobar el disfrute aquí de esos derechos que en su propio país son irrespetados?

Tenemos una historia de intransigencia revolucionaria, de resistencia y rebeldía, guiada por las enseñanzas de José Martí, quien conoció al monstruo porque vivió en sus entrañas y ante las pretensiones del gigante ratificó que su honda era la de David, esa que hemos esgrimido durante décadas y contra la cual han fracasado las aspiraciones de retornarnos al pasado neocolonial.

Nuestra rica tradición de lucha nos aporta motivaciones que inspiran a defender las conquistas alcanzadas y seguir adelante. Lo hemos demostrado con nuestra indeclinable posición de principios ante la agresividad de sucesivas administraciones estadounidenses.

Cada colectivo laboral será un bastión contra las pretensiones imperiales. Una vez más el gobierno de los Estados Unidos se equivoca con Cuba y sus trabajadores, los que no renunciaremos a nuestra independencia ni a nuestra sólida unidad.

Jamás sacrificaremos nuestro derecho a construir una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

Secretariado Nacional de la CTC

Declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba

 

Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso

16 de junio de 2017

El 16 de junio de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un discurso cargado de una retórica hostil, que rememoró los tiempos de la confrontación abierta con nuestro país, pronunciado en un teatro de Miami, anunció la política de su gobierno hacia Cuba que revierte avances alcanzados en los dos últimos años, después que el 17 de diciembre de 2014 los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama dieran a conocer la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas e iniciar un proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales.

En lo que constituye un retroceso en las relaciones entre los dos países, Trump pronunció un discurso y firmó en el propio acto una directiva de política denominada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba” disponiendo la eliminación de los intercambios educacionales “pueblo a pueblo” a título individual y una mayor fiscalización de los viajeros estadounidenses a Cuba, así como la prohibición de las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías norteamericanas con empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, todo ello con el pretendido objetivo de privarnos de ingresos. El mandatario estadounidense justificó esta política con supuestas preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y la necesidad de aplicar rigurosamente las leyes del bloqueo, condicionando su levantamiento, así como cualquier mejoría en las relaciones bilaterales, a que nuestro país realice cambios inherentes a su ordenamiento constitucional.

Trump derogó asimismo la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por el presidente Obama el 14 de octubre de 2016, la cual aunque no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense, ni el objetivo de hacer avanzar sus intereses en la consecución de cambios en el orden económico, político y social de nuestro país, había reconocido la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual, así como los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos. También admitía que el bloqueo era una política obsoleta y que debía ser eliminado.

Nuevamente el Gobierno de los Estados Unidos recurre a métodos coercitivos del pasado, al adoptar medidas de recrudecimiento del bloqueo, en vigor desde febrero de 1962, que no solo provoca daños y privaciones al pueblo cubano y constituye un innegable obstáculo al desarrollo de nuestra economía, sino que afecta también la soberanía y los intereses de otros países, concitando el rechazo internacional.

Las medidas anunciadas imponen trabas adicionales a las muy restringidas oportunidades que el sector empresarial estadounidense tenía para comerciar e invertir en Cuba.

A su vez, restringen aún más el derecho de los ciudadanos estadounidenses de visitar nuestro país, ya limitado por la obligación de usar licencias discriminatorias, en momentos en que el Congreso de los Estados Unidos, como reflejo del sentir de amplios sectores de esa sociedad, reclama no solo que se ponga fin a la prohibición de viajar, sino también que se eliminen las restricciones al comercio con Cuba.

Los anuncios del presidente Trump contradicen el apoyo mayoritario de la opinión pública estadounidense, incluyendo el de la emigración cubana en ese país, al levantamiento total del bloqueo y a las relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos.

En su lugar, el Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino.

Posteriormente haremos un análisis más profundo del alcance y las implicaciones de este anuncio.

El Gobierno de Cuba denuncia las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, que están destinadas a fracasar como se ha demostrado repetidamente en el pasado, y que no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas.

El Gobierno de Cuba rechaza la manipulación con fines políticos y el doble rasero en el tratamiento del tema de los derechos humanos. El pueblo cubano disfruta de derechos y libertades fundamentales, y exhibe logros de los que se siente orgulloso y que son una quimera para muchos países del mundo, incluyendo a los propios Estados Unidos, como el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, los derechos de los niños, y el derecho a la alimentación, la paz y al desarrollo. Con sus modestos recursos, Cuba ha contribuido también a la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las limitaciones que le impone su condición de país bloqueado.

Los Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana; se viola el derecho a la vida como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático.

Asimismo, son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado; las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones; y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente.

Recordamos que Cuba es Estado Parte de 44 instrumentos internacionales sobre los derechos humanos, mientras que los Estados Unidos lo es solo de 18, por lo que tenemos mucho que mostrar, opinar, y defender.

Al confirmar la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, Cuba y los Estados Unidos ratificaron la intención de desarrollar vínculos respetuosos y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basados en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. En su Declaración, emitida el 1 de julio de 2015, el Gobierno Revolucionario de Cuba reafirmó que “estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”, tal como refrendó la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su II Cumbre, en La Habana. Cuba no ha renunciado a estos principios ni renunciará jamás.

El Gobierno de Cuba reitera su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con el Gobierno de los Estados Unidos. En los dos últimos años se ha demostrado que los dos países, como ha expresado reiteradamente el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambas naciones y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, ni acepte condicionamientos de ninguna índole.

Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso.

Los cambios que sean necesarios en Cuba, como los realizados desde 1959 y los que estamos acometiendo ahora como parte del proceso de actualización de nuestro modelo económico y social, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano.

Como hemos hecho desde el triunfo del 1ro. de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

La Habana, 16 de junio de 2017.

Declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba

Bandera Cubana en el Monumento a Calixto García en Malecón y G Vedado.(foto Jorge Luis Gonzàlez) 21-12-15   Cuba11N9
Bandera Cubana en el Monumento a Calixto García en Malecón y G Vedado.(foto Jorge Luis Gonzàlez) 21-12-15 Cuba11N9
Foto: Jorge Luis González
Un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales ha tenido lugar este 12 de enero con la firma de un acuerdo entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos, que entró en vigor ese propio día, dirigido a garantizar una migración regular, segura y ordenada.
Con este acuerdo se elimina la comúnmente conocida como política “pies secos-pies mojados” y el programa de admisión provisional (parole) para profesionales cubanos de la salud, que Washington aplicaba en terceros países.
Desde hace varios años, había sido un interés permanente del gobierno de Cuba adoptar un nuevo acuerdo migratorio con los Estados Unidos, para solucionar los graves problemas que continuaban afectando las relaciones migratorias, a pesar de la existencia de acuerdos bilaterales en este ámbito. Por primera vez, Cuba formalizó esta propuesta en el año 2002, la que fue rechazada por el gobierno del entonces presidente George W. Bush. Volvió a presentar un nuevo proyecto de acuerdo migratorio en 2009, el cual fue actualizado en 2010 y reiterado más recientemente el 30 de noviembre de 2015.
Luego de casi un año de negociación y alentados por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, basadas en el respeto mutuo y la voluntad política de fortalecer esos vínculos y establecer nuevos entendimientos en diversos temas de interés común, los gobiernos lograron concretar este compromiso que debe contribuir a la normalización de las relaciones migratorias, las cuales han estado marcadas desde el Triunfo de la Revolución por la aplicación de políticas agresivas en esta materia por sucesivas administraciones estadounidenses, que alentaron la violencia, la migración irregular y el tráfico de personas, causando numerosas muertes de inocentes.
El acuerdo alcanzado se inscribe en la disposición de Cuba, ratificada por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en su alocución el 17 de diciembre de 2014, y reiterada en múltiples ocasiones “a sostener con el gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo, (…) posición que fue expresada al Gobierno de Estados Unidos, de forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios”.
Asimismo, es coherente con la voluntad expresa del gobierno cubano de, en ejercicio de su soberanía, actualizar la política migratoria vigente y ajustarla a las condiciones del presente y el futuro previsible, como lo demostró con la implementación de un grupo importante de medidas a partir del 14 de enero de 2013.
La comúnmente conocida como política de “pies secos-pies mojados”, una flagrante violación de la letra y el espíritu de los acuerdos migratorios alcanzados entre Cuba y los Estados Unidos en 1994 y 1995, constituía hasta ahora un estímulo a la emigración irregular, al tráfico de emigrantes y a las entradas irregulares a los Estados Unidos desde terceros países de ciudadanos cubanos que viajan legalmente al exterior, y al admitirlos automáticamente en su territorio, les confería un trato preferencial y único que no reciben ciudadanos de otros países, por lo que también era una incitación a las salidas ilegales. Su implementación y la de otras políticas provocó crisis migratorias, secuestros de naves y aeronaves y la comisión de delitos, como el tráfico de emigrantes, la trata de personas, el fraude migratorio y el uso de la violencia con un impacto extraterritorial desestabilizador creciente sobre otros países de la región, utilizados como tránsito para llegar a territorio estadounidense.
La decisión de eliminar esa política implica que “a partir de la fecha de esta Declaración Conjunta, los Estados Unidos de América, consistente con sus leyes y las normas internacionales, devolverá a la República de Cuba, y la República de Cuba, consistente con sus leyes y las normas internacionales, recibirá a todos los ciudadanos cubanos, quienes con posterioridad a la firma de este acuerdo, sean detectados por las autoridades competentes de los Estados Unidos de América cuando trataban de ingresar o permanecer irregularmente en ese país”, violando sus leyes.
Los Estados Unidos también se comprometieron a aplicar en lo adelante a los ciudadanos cubanos que sean detectados en esa situación los mismos procedimientos y normas migratorias que al resto de los migrantes de otros países, sin un criterio de selectividad, lo cual es una señal positiva en el propósito de eliminar las exclusividades en el caso de los cubanos, que tienen un marcado matiz político.
Asimismo se elimina el denominado Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos, que formaba parte del arsenal para privar al país de médicos, enfermeros y otros profesionales del sector, en una virtual operación internacional de robo de cerebro promovida por el gobierno de los Estados Unidos desde 2006 y un atentado contra las misiones médicas humanitarias y solidarias de Cuba en países del Tercer Mundo, que tanto lo necesitan. Esta política incitó a personal cubano de la salud que colabora en terceros países a abandonar sus misiones y emigrar a los Estados Unidos, convirtiéndose en una práctica censurable que dañó los programas de cooperación médica internacional de Cuba.
Esos dos escollos han desaparecido este 12 de enero, pero para poder ser consecuentes con la letra y el espíritu de esta Declaración Conjunta, garantizar una migración regular, segura y ordenada, enfrentar con efectividad las amenazas a la seguridad de ambos países que se derivan de la migración irregular, y alcanzar relaciones migratorias normales entre Cuba y los Estados Unidos, será necesario también que el Congreso estadounidense derogue la Ley de Ajuste Cubano de 1966, única de su tipo en el mundo que no se corresponde con el contexto bilateral actual.
Salvo lo dispuesto por esta Declaración Conjunta, mantienen toda su vigencia los otros acuerdos migratorios alcanzados previamente por Cuba y los Estados Unidos: los Comunicados Conjuntos del 14 de diciembre de 1984 y del 9 de septiembre de 1994 y la Declaración Conjunta del 2 de mayo de 1995. Entre otros aspectos se ratifica la decisión de ambas partes de impedir las salidas ilegales vía marítima y de devolver a Cuba a todas las personas que sean interceptadas en esos hechos o a quienes penetren a la Base Naval de Guantánamo. El Gobierno de los Estados Unidos continuará garantizando la migración regular desde Cuba con un mínimo de 20 mil personas anuales.
Ambos gobiernos acordaron aplicar sus leyes de migración de manera no selectiva y de conformidad con sus obligaciones internacionales. Asimismo se comprometieron a impedir las salidas riesgosas que ponen en peligro la vida humana, prevenir la migración irregular y luchar contra los actos de violencia asociados a estas manifestaciones, como la trata y el tráfico de personas.
En ese sentido, las partes promoverán la cooperación bilateral eficaz para prevenir, y procesar a los implicados en el tráfico de personas, así como los delitos asociados a los movimientos migratorios, que ponen en peligro su seguridad nacional, incluyendo el secuestro de aeronaves y embarcaciones. Todo ello está en correspondencia con los avances alcanzados en corto tiempo en la cooperación bilateral en materia de seguridad.
Las autoridades competentes de los dos países han realizado las coordinaciones pertinentes para garantizar la implementación efectiva de este acuerdo, incluidos los procedimientos operacionales correspondientes entre los órganos encargados de garantizar el cumplimiento y aplicación de la ley, con vistas a impedir acciones que pretendan enturbiar este esfuerzo o traten de poner en riesgo la seguridad de ambas naciones.
Fiel a sus obligaciones internacionales y a su legislación, el gobierno de la República de Cuba ratifica su compromiso en garantizar la migración regular, segura y ordenada, así como en cumplir cabalmente este nuevo acuerdo para lo que se han tomado internamente las medidas correspondientes. Continuará garantizando el derecho a viajar y emigrar de los ciudadanos cubanos y de regresar al país, de acuerdo con los requerimientos de la ley migratoria. Asimismo, adoptará paulatinamente otras medidas para actualizar la política migratoria vigente.
La Habana, 12 de enero de 2017.

#TodosMarchamos Decisión del Gobierno Revolucionario de Cuba

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Agencia Cubana de Noticias
publicado el 08/10/2016, 21:14
Decisión del Gobierno Revolucionario de Cuba Los damnificados podrán solicitar créditos bancarios, los que se otorgarán con menores tasas de interés y mayores plazos de pago. En los casos de derrumbes totales de viviendas y techos, el presupuesto del Estado asume el pago de los intereses. Foto: ACN

El Gobierno Revolucionario ha decidido que el presupuesto del Estado financie el 50% de los precios de los materiales de la construcción que se venderán a las personas cuyas viviendas presenten destrucción total o parcial.

A continuación trasmitimos la siguiente nota del Gobierno Revolucionario de Cuba:

En consideración con los severos daños provocados por el huracán Matthew en varios municipios de las provincias Guantánamo y Holguín y su impacto en la población a pesar de las medidas adoptadas para mitigar su efecto, el Gobierno Revolucionario ha decidido que el presupuesto del Estado financie el 50% de los precios de los materiales de la construcción que se venderán a las personas cuyas viviendas presenten destrucción total o parcial.

Atendiendo a las experiencias tomadas del huracán Sandy, los Consejos de Defensa Municipales determinan la magnitud de los daños ocasionados en cada vivienda y aprueban los recursos a asignar, para solucionar las afectaciones producidas.

Los damnificados podrán solicitar créditos bancarios, los que se otorgarán con menores tasas de interés y mayores plazos de pago. En los casos de derrumbes totales de viviendas y techos, el presupuesto del Estado asume el pago de los intereses.

Las personas cuyos ingresos no resulten suficientes para acceder a créditos bancarios, mantienen el derecho de solicitar al Consejo de Defensa Municipal, subsidio o bonificación parcial o total con cargo al presupuesto del Estado.

Excepcionalmente se aprueba otorgar subsidios para acciones constructivas en las viviendas a las personas que fueron objeto de este beneficio con anterioridad y a las que mantengan adeudos por créditos bancarios otorgados por este concepto.